Menos es más. Cuando Hannes Ringlstetter escribe textos, va de los muchos a los pequeños. Reducir lleva tiempo, dice. El resultado: nada de Weltschmerz. Mucha vida real. Y sustancia. En un lenguaje que expone el núcleo de las cosas y con el ingenio necesario para soportar la vida real.Su nuevo álbum se llama 'Heile Welt'. ¿Significa irónicamente? Solo un poquito. El mundo ideal de Hannes Ringlstetter, el músico a quien la vida y la creatividad desenfrenada también han convertido en artista de cabaret, actor, presentador de televisión y autor de libros, no es un idilio tranquilo. De alguna manera, también es un lugar de añoranza para él. Hay dudas, grietas, nostalgia y la noche, así como familiares, cajeros de supermercados y personas que arruinan tu día con una mirada. En cualquier caso, está haciendo música que quiere compartir con su audiencia. Muy cerca. De todos modos, hay mucha cercanía en todas las historias que cuenta en este álbum. Cercanía a ti mismo y a la vida rugiente.
La conexión llega a través de la inconfundible voz. Abre la ventana al mundo de Hannes. A veces crujiendo como tablas torcidas del suelo de un pub en el toque de queda, a veces suave y silencioso, pero siempre con la atracción irresistible y la riqueza sonora de sus graves. La lujuria por la vida en todos sus matices ya está en la voz.
Melodías de guitarra pegadizas, grandes secciones de metales: sus compañeros musicales se acercan al rallador de Ringlstetter. Pero siempre le dejan suficiente espacio. En general: Aquí es donde reside el poder beneficioso de “Heile Welt”: la música se maneja sin ningún truco, potencia la emoción, pero nunca se desliza hacia la exageración.